Esta es la traducción del decimocuarto capítulo disponible en la web de Making Music. Creative Strategies for Electronic Music Producers. Un libro escrito por Dennis DeSantis y editado por Ableton con una colección de soluciones frente a bloqueos creativos.
Problema:
Cuando escuchas música que te inspira, las melodías son fuertes, memorables y tarareables. En contraste, tus melodías suenan débiles, sin propósito y errantes.
Escribir una buena melodía supone un desafío. Aquí encontrarás algunas ideas para escribir mejores melodías pensando en su contorno.
Solución
El término contorno es usado para referirse a la forma de una melodía respecto al tiempo (si las notas suben a tonos superiores, bajan o mantienen el mismo tono o alguna combinación de todos). Adicionalmente, utilizamos contorno para discutir si la melodía se mueve por notas adyacentes (conocido como movimiento conjunto o movimiento por paso) o por intervalos más largos (conocidos como movimiento disyuntivo o movimiento por saltos).
Algunas reglas generales:
Las buenas melodías forman un fuerte equilibrio entre ambos aspectos del contorno: ascender frente a descender y movimientos conjuntos frente a movimientos disyuntivos. Por ejemplo, si una melodía sube, puede tener sentido que también baje aproximadamente la misma cantidad.
Si una melodía se ha movido por pasos, una buena elección puede ser saltar en la dirección opuesta. Lo contrario también sería válido: Conmunmente, una melodía que se ha movido un salto entonces también se moverá otro paso en la dirección opuesta. Una situación donde esto puede no ser necesario es cuando una melodía es simplemente el arpegio de un acorde en la armonía. En estos casos, los saltos entre tonos de acordes podría sonar “completa” sin una resolución por pasos en la dirección opuesta.
Las buenas melodías a veces tienen notas con un único pico. Esto es, el tono más alto de la melodía ocurre una única vez. Además, la nota pico a menudo (aunque no siempre) ocurre en un golpe “fuerte”. Asumiendo una métrica 4/4, el primer y tercer golpe se consideran “fuertes” mientras que el tercero y cuarto se consideran “débiles”. Según se vayan subdividiendo los ritmos en valores de nota más cortos como corcheas y semicorcheas, se sigue aplicando la misma regla. Esto significa que las subdivisiones impares se perciben con más fuerza que las pares.
Vamos a considerar un ejemplo de una melodía que, en su mayor parte, sigue estas reglas:
La melodía abre con un gran salto que es inmediatamente seguida por dos notas que hacen que baje. Este patrón entonces se repite en el siguiente pasaje. A continuación, “rompemos” esta regla para alcanzar la nota pico: Un salto hacia arriba seguido por dos pasos ascendentes. La segunda mitad de la melodía también se aleja un poco más de las reglas. El tercer compás con una figura de pasos descendentes seguida por un salto en la misma dirección. A continuación, la subimos un paso y luego la bajamos otro paso. La figura final rompe las reglas una vez más: Damos un salto hacia arriba y continuamos hacia arriba hasta la última nota.
El contorno general de la melodía es una especie de arco: Comenzamos con la nota más baja en el pasaje y subimos gradualmente hasta la nota más alta y alrededor del punto medio de la melodía, justo antes de descender gradualmente para cubrir la misma cantidad de espacio de la segunda mitad.
Según escuches otras melodías, con el contorno en mente, encontrarás que la mayoría (incluyendo las que hemos discutido anteriormente) no siguen estas reglas al 100%. Pero, en general, encontrarás que el contorno de la mayoría de buenas melodías mantienen un balance entre movimientos ascendientes y descendientes y saltos de movimientos hacia arriba y hacia abajo.
Texto original disponible aquí.